15
de octubre de 2007
Teletrabajo
y medio ambiente
El
ex vicepresidente de EEUU, Al Gore,
que
recientemente ha recibido el Premio
Nobel de la Paz por sus aportes al
cambio climático,
nos permite reflexionar sobre algunas
de las contribuciones del teletrabajo
en la reducción de la contaminación
ambiental.
En los últimos años, los
gobiernos de diversos países han
comenzado a dar muestras de su preocupación
por los problemas ambientales. El año
pasado en el Congreso Europeo de Teletrabajo,
Arturo Gonzalo Azpiri, secretario general
del Cambio Climático decía
que el problema de la contaminación
en Madrid era “el tráfico”.
Así de rotundo fue su comentario
a la hora de analizar los niveles de
contaminación que sufre la capital
española, niveles que violan el
Protocolo de Kioto.
Según un estudio de la UE, si
el 5 por ciento de la población
madrileña empleada en el sector
terciario avanzado practicara el teletrabajo,
anualmente se ahorraría en la
capital de España más de
24 millones de euros por horas perdidas
en traslados al lugar de trabajo y unos
3,6 millones en costes energéticos,
además de evitarse la emisión
a la atmósfera de 800 toneladas
de gases contaminantes. El último
informe del Consorcio Regional de Transportes
indica que 14,5 millones de viajeros
se desplazan al día por la capital.
En
Estados Unidos, ya en 1989 fue adoptado
en
California un proyecto para el mejoramiento
de la calidad del aire en la región
sur del país, que establecía
una reducción del 20% de los desplazamientos
casa/trabajo, para ser realizado hasta
el 2016. A nivel federal, en 1992 con
el "Programa de aire limpio" el
gobierno aprobaba una norma muy rigurosa
contra la contaminación, que imponía
a las ciudades la reducción de
1/4 del tráfico automovilístico
para el año 2000.
No
es por casualidad que en el sur de
California,
en donde es muy alto el nivel
de contaminación, se hayan impulsado
experimentos piloto. La promulgación
de leyes que fuerzan a las empresas a
desarrollar el teletrabajo, principalmente
en la administración pública,
son una parte activa para su desarrollo.
El
problema de "el tráfico" no sólo
se debe analizar en términos
de consumo energético y de contaminación,
sino también de desgaste de vehículos,
horas perdidas, congestión de
tránsito, estrés y accidentes
automovilísticos.
El teletrabajo
permite una nueva distribución
de los espacios urbanos. Hace que cambie
el sentido de las migraciones hacia zonas
periféricas, y permite mejoras
en la calidad de vida, como por ejemplo,
el uso de los espacios turísticos,
playas, montañas o ríos.
Hasta
el momento no conocemos estudios específicos sobre los aportes
que el teletrabajo podría traer
a la región de LAC en materia
ambiental, pero sería muy bueno
que pronto se realicen investigaciones
que echen luz sobre este tema. |